Mi nombre es Óscar de la Vega Castillo. Me gradué de la licenciatura en Derecho del ITAM en 2021 y, en 2024, concluí una maestría en derecho laboral mexicano en la Escuela Libre de Derecho. Desde 2019, he trabajado en De la Vega & Martínez Rojas, S.C., donde he construido mi carrera especializándome en derecho laboral, tanto individual como colectivo. En los últimos años, me he enfocado particularmente en los procesos de investigación y ejecución de los Mecanismos Laborales de Respuesta Rápida derivados del T-MEC.
A pesar de contar con una sólida formación académica, sentía que aún había espacio para seguir creciendo. La decisión de estudiar una maestría en Estados Unidos no fue espontánea, sino que estuvo inspirada por una de las personas que más admiro: mi hermana Regina. Hace unos años, ella tuvo una oportunidad similar, y ver su crecimiento personal y profesional tras regresar a México me hizo darme cuenta de que una experiencia internacional podía marcar una diferencia significativa en mi desarrollo.
Además, la reforma laboral de 2019 y el Mecanismo Laboral de Respuesta Rápida del T-MEC han hecho que comprender el derecho estadounidense sea más relevante que nunca. Profundizar en el derecho laboral de EE. UU. me permitiría entender las similitudes entre este y las nuevas figuras y procesos creados por la reforma mexicana. Asimismo, estudiar su visión sobre la libertad de asociación y la negociación colectiva me ayudaría a ampliar mi perspectiva para anticipar y responder mejor a situaciones de crisis laborales derivadas de presuntas violaciones a estos principios.
Si bien estudiar una maestría en Estados Unidos representaba una gran oportunidad, había algo que no quería sacrificar: mi trabajo como abogado. Me apasiona lo que hago, disfruto colaborar con mis clientes y amigos y, sobre todo, quiero seguir contribuyendo a la búsqueda de soluciones que permitan a las empresas mantener la productividad sin olvidar que los trabajadores son una parte fundamental dentro de ellas.
Por ello, decidí asumir el reto: estudiar una Maestría en Derecho (LL.M.) en UC Berkeley, con especialización en derecho corporativo, sin dejar de ejercer.
No voy a negar que ha sido uno de los desafíos más grandes a los que me he enfrentado. Combinar el trabajo con la maestría exige organización y disciplina. Trabajar de manera remota, con una diferencia horaria (una hora en verano y dos en invierno), implicó ajustar mi metodología. El uso de herramientas digitales y una comunicación efectiva con mi equipo se volvieron esenciales para optimizar mi tiempo y cumplir con todas mis responsabilidades.
Adaptarme a un sistema académico distinto también ha sido un reto. En EE. UU., la participación y el análisis crítico son fundamentales, y la exigencia académica es alta. La carga de trabajo es intensa: actualmente llevo 15 unidades, y cada una requiere entre tres y cuatro horas semanales de clases y estudio. La mayoría de mis compañeros se dedican exclusivamente a la maestría, pero en mi caso, combinarla con mi trabajo ha sido un esfuerzo enorme. Afortunadamente, los profesores son accesibles y brindan apoyo individualizado, lo que ha hecho el proceso más llevadero.
Algo que me hubiera gustado saber antes de empezar es la importancia de construir redes de contacto desde el primer día. Con el tiempo, he aprendido a aprovechar cada oportunidad para conectar con otros profesionales y enriquecer mi experiencia a través del intercambio de ideas con personas de distintos ámbitos. He tenido la oportunidad de aprender no solo de mis compañeros abogados, sino también de profesionistas de diversas áreas con quienes interactúo día a día, así como de destacados exponentes invitados a la universidad.
A pesar de todo, volvería a tomar esta decisión sin dudarlo.
En el ámbito académico, esta experiencia ha fortalecido mis habilidades como abogado, me ha permitido comprender mejor el derecho estadounidense y me ha abierto la puerta a nuevas soluciones que antes ni siquiera había considerado, aspectos esenciales para mi crecimiento profesional. Sin embargo, lo más valioso ha sido el crecimiento personal que he experimentado. Escuchar a abogados y profesionistas de todo el mundo, aprender de sus culturas y de su visión sobre el derecho laboral y la sociedad ha sido una de las experiencias más enriquecedoras de mi vida.
En el ámbito profesional, el hecho de seguir trabajando me ha obligado a mantenerme en constante actualización y me ha permitido continuar en contacto con mis clientes. Por todo esto, puedo decir que estudiar y trabajar al mismo tiempo ha sido un gran reto… pero también la mejor decisión que pude haber tomado.