Cláusula laboral del T-MEC eleva la tensión y pone en riesgo las primeras revisiones

La falta de claridad en el Mecanismo Laboral de Respuesta Rápida preocupa a empresarios y sindicatos mientras México se prepara para la revisión del T-MEC, con un comercio trilateral que supera 1.5 billones de dólares.

Nota publicada el 11 de octubre de 2025 en debate.com.mx sección Economía, por Lorena Caro mención Eduardo Arrocha.

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En medio de un panorama económico mundial incierto, con tensiones comerciales y fluctuaciones en los mercados internacionales, México, Estados Unidos y Canadá transitan los primeros pasos hacia la renegociación de su tratado Comercial, T-MEC. Sin embargo, la cláusula clave del Mecanismo Laboral de Respuesta Rápida (MLRR) se perfila como un punto de tensión para México, ya que los expertos advierten que la falta de claridad en su aplicación podría complicar los acuerdos y afectar tanto la competitividad del país como los derechos laborales.

Estatus laboral

“El MLRR fue concebido para garantizar la libertad de asociación y la contratación colectiva, pero hemos observado su uso más allá de estos objetivos. Esto deja a empresas y trabajadores en un estado de indefensión, sin información precisa sobre las acusaciones y sin posibilidad de defenderse adecuadamente”, señaló Eduardo Arrocha, abogado consultor en comercio internacional de De la Vega & Martínez Rojas. Aunque México ha cumplido con los compromisos laborales del Anexo 23-A del T-MEC, incluyendo la reforma laboral y la legitimación de contratos colectivos, la ambigüedad sobre cómo se activa y opera este mecanismo sigue generando preocupación. Estados Unidos, principal usuario del MLRR, ha presentado más de treinta quejas en los últimos años, y el sector privado teme que algunas de ellas excedan el propósito original del mecanismo.

Sindicatos

La revisión del T-MEC no implica una renegociación, pero sí representa una oportunidad para ajustar y fortalecer su implementación. “Cámaras de comercio, empresarios y sindicatos tienen hasta el 1 de junio de 2026 para presentar recomendaciones, con un plazo de 60 días naturales desde su publicación en el Diario Oficial de la Federación para entregar propuestas en México”, explicó Arrocha. Ya desde hace semanas, grupos internos han trabajado con la Secretaría de Economía para hacer el análisis nacional del funcionamiento del T-MEC, lo que servirá para plantear por completo en 2026 los nuevos lineamientos o mejoras.

“Hacemos un llamado al gobierno mexicano a trabajar en conjunto con el sector privado y los sindicatos para establecer reglas claras que eviten litigios por asuntos que no correspondan a la libertad de asociación y contratación colectiva”, concluyó Arrocha.

La visión de EU

Pero del lado de Estados Unidos hay otras visiones. El especialista en economía y negocios de la Universidad La Salle Carlos Alberto Bautista recordó que el 30 de noviembre de 2018, último día del sexenio de Enrique Peña Nieto, se firmó el T-MEC en su versión original. Sin embargo, el Congreso estadounidense, dominado entonces por el Partido Demócrata, rechazó ratificarlo. “Decían que le faltaba algo muy importante para ellos: el tema laboral”, explicó Bautista.
Esa objeción derivó en una renegociación que incorporó el capítulo laboral y el mecanismo de respuesta rápida en 2019.
En entrevista para El Debate, mencionó que el objetivo real de Estados Unidos no era únicamente proteger los derechos de los trabajadores mexicanos, sino elevar los costos laborales en México para reducir la brecha competitiva entre ambos países. “Lo que más les preocupa no es tanto proteger a los trabajadores, sino que aquí los salarios sean mucho más bajos y las fábricas se trasladen para acá”, opinó.

Sector automotriz

El especialista detalló que el mecanismo exige libertad sindical y mejores condiciones salariales, lo que ha impulsado aumentos en algunos sectores, pero aún con grandes rezagos. Pese a los incrementos en el salario mínimo, los sueldos de los obreros de la industria automotriz, uno de los sectores más vigilados, no han alcanzado los niveles comprometidos en la firma del tratado.
Bautista recordó que México se comprometió a que al menos 45 por ciento del valor regional de un automóvil proviniera de países que pagaran 16 dólares por hora a sus trabajadores, una meta que, dijo, “sigue lejos de cumplirse”.
Esa falta de avance ha generado fricciones con Washington, que también cuestiona los cambios recientes en leyes secundarias mexicanas relacionadas con telecomunicaciones, competencia económica y comercio exterior.

Acuerdos bilaterales en la mesa

Esta semana, el T-MEC quedó en jaque tras declaraciones del presidente estadounidense, Donald Trump, quien abrió la puerta a sustituir el tratado trilateral con acuerdos bilaterales entre EU, México y Canadá. Durante un encuentro con el primer ministro canadiense, Mark Carney, en la Casa Blanca, Trump indicó que podría renegociar el T-MEC o firmar acuerdos distintos, sin expresar preferencia por ninguna opción.
Relación. Incluso, ayer mismo, Mark Carney adelantó que ya negocian con Estados Unidos dichos acuerdos bilaterales. Previamente la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, había señalado que el T-MEC “es ley” en los tres países integrantes y compartió que cualquier cambio requeriría una revisión profunda. Explicó que “también puede ser que en el proceso de revisión del T-MEC haya reuniones bilaterales, no todas sean trilaterales, porque hay algunas cosas importantes entre México y EU, entre Estados Unidos y Canadá, y Canadá y México”.

En 2024, el comercio entre México, Estados Unidos y Canadá superó los 1.5 billones de dólares, con México exportando principalmente manufacturas, automóviles y productos electrónicos, mientras que Estados Unidos sigue representando cerca del 80 por ciento de sus exportaciones hacia el bloque.

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