Una de las prioridades de la agenda estratégica de cualquier negocio en México es el desarrollo de una estrategia laboral clara y con visión, que permita la sustentabilidad del negocio desde el punto de vista de los desafíos de negociación colectiva que hoy enfrentamos con la gran reforma a la Ley Federal del Trabajo de 2019.
El impacto que puede tener un proceso sindical mal manejado o un conflicto colectivo salido de control puede ser nefasto para cualquier organización. Además, a la luz del T-MEC, esto no solo tiene repercusiones en las operaciones de México, pues dados los alcances del mecanismo de respuesta rápida, los procesos de reclamación pueden tener consecuencias incluso en sus corporativos americanos.
De acuerdo con las cifras del Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral (CFCRL), a la fecha llegamos a los 14,739 contratos colectivos de trabajo (CCT) legitimados y 4,350 sindicatos registrados, es decir, esto dentro de la totalidad de negocios existentes en México, que suman más de 6 millones según los datos del Inegi. Esto refleja que sólo una pequeña porción de empresas tiene hoy una vida sindical activa y formalizada de acuerdo con las nuevas reglas establecidas en la ley laboral. La pregunta entonces es: ¿Qué pasará con las empresas que no tienen un contrato colectivo?
En el pasado proliferaron en México los contratos de protección como mecanismo para evitar la extorsión de sindicato dedicados al emplazamiento a huelga en empresas de las cuales no representaban a un sólo trabajador. Este fenómeno creo una cultura de sindicalismo blanco que desaparecerá totalmente a partir del 1 de mayo de 2023, pero que seguramente buscará mantenerse en el juego colectivo a través de alguna otra forma.
De esta manera, en el proceso de adaptación a la nueva realidad laboral, durante los próximos años enfrentaremos nuevos riesgos asociados a escenarios sindicales en los que las empresas presenciaremos un exceso de “jugadores sin silla”. ¿Cómo prepararnos frente a esta realidad? ¿Cómo prever el nivel de riesgo para desarrollar una estrategia laboral adecuada?
La inteligencia laboral es una herramienta que ayuda a la gestión de las relaciones laborales colectivas a través del análisis de datos, a fin de que las empresas puedan tomar decisiones de negocio. Hoy las empresas necesitan información estratégica a través de la medición y análisis de variables endógenas y exógenas de conflictividad sindical, impacto de las revisiones salariales, tendencias sindicales en cada sector y estado del país, entre otros.
(DESTACADO) Con tanta incertidumbre sobre el futuro del sindicalismo en nuestro país, se hace necesaria la búsqueda de mecanismos que ayuden a focalizar los esfuerzos de la estrategia laboral.
De acuerdo con el reporte de inteligencia laboral generado por De la Vega & Martínez Rojas y de la información publicada por el CFCRL, hay cerca de 700 eventos de legitimación programados para lo que resta del periodo de implementación de la reforma, la mayoría de ellos en el mes de abril de este año, por lo que seguramente llegaremos a cerca de 15,000 formalizaciones de contratos colectivos.
Al entrar en el detalle de la información de estas legitimaciones, identificamos que los 14,739 CCT corresponden a cerca de 9,400 compañías, sin embargo, encontramos que algunas empresas concentran un alto número de CCT legitimados. El 2% de las empresas abarcan más del 30% de los CCT legitimados, la mayoría de ellas concentradas en el sector de retail (supermercados) y en el consumo masivo de alimentos y bebidas. Entre las empresas con el mayor número de CCT legitimados están Walmart, Soriana, Oxxo y Chedraui, que agrupan más de 1,750 contratos ratificados por sus trabajadores, es decir, más del 12% de los contratos que han pasado el trámite.
Uno de los elementos más interesantes que contiene este reporte, es el análisis de las legitimaciones fallidas. En este sentido se muestra que a marzo de 2023 hay más de 240 CCT que se terminaron por efecto de un proceso de votación negativa de los trabajadores en el esfuerzo de los sindicatos por legitimar sus contratos. Aunque esta cifra no es tan relevante por sí misma, al abrir el detalle, aparece un dato muy interesante, pues más del 10% de estos CCT corresponden al sector retail, que es justamente el sector de mayor activación de contratos en el marco de la reforma.
Una conclusión a priori indicaría que aquellas empresas donde la vida sindical estaba menos desarrollada tuvieron mayores problemas para lograr que los sindicatos sumaran a los trabajadores en el esfuerzo de la legitimación. De confirmarse, esta tendencia marcará un precedente fundamental, no sólo para las consultas de revisión de CCT en estas empresas, sino para el resto de compañías donde la vida sindical no ha existido.
Todo esto nos lleva a un punto toral respecto al reto para las empresas en la nueva etapa de vida sindical y negociación colectiva que estamos por iniciar como país: la necesidad de escuchar real y auténticamente a los trabajadores.