De acuerdo con el estudio Tendencias globales de talento de Mercer, estamos viviendo cambios importantes en los esquemas de trabajo remoto, donde curiosamente y aún con la incursión acelerada de la IA, “el sector tecnológico está a la cabeza en la transición hacia un trabajo más presencial”. Este cambio tiene un impacto importante en la experiencia del colaborador y se espera que impulse de forma positiva a la productividad; sin embargo, de acuerdo con este mismo estudio “64% de los trabajadores afirman ser más productivos cuando trabajan a distancia”.
Por otro lado, la última Encuesta global a millennials y generación Z de Deloitte plantea que “mientras el trabajo híbrido y remoto son mucho más comunes hoy, aún existe una brecha entre aquellos que quisieran tener esta modalidad y quienes realmente lo consiguen (…) 61% de los Gen Zs y 55% de millennials reportan trabajar en esquemas remotos versus del 65% de Gen Zs y 64% de millennials que quisieran tenerlo”.
Siendo entonces un elemento tan valorado en la propuesta de valor al colaborador, es interesante analizar las causas detrás de este fenómeno de retorno, que, aunque se podría considerar un retroceso, de todas formas, nos va a dejar cambios en la cultura.
En este sentido, identificamos tres argumentos de las organizaciones que están liderando el retorno a la presencialidad:
1. Vernos para conectar
Las organizaciones son espacios sociales, por lo que la distancia que genera el trabajo remoto puede impactar en la calidad de la relación de los colaboradores.
En este sentido, las empresas no solo tienen el reto de convencer a sus empleados de regresar a las oficinas, deben ahora ser mucho más innovadores, para que los ambientes de trabajo sean atractivos y agreguen valor al cambio de modalidad de trabajo.
Esto implica que la experiencia del colaborador debe ser transformada, para conseguir que el tiempo que ahora invierte de forma presencial se convierta en una mejor forma de desarrollar su trabajo. No es solo regresar, es regresar mejor.
2. Juntos innovamos más
Se plantea también que la interacción de las personas, especialmente en espacios informales, abre posibilidad a las nuevas ideas. En este sentido, las empresas que están retornando a la presencialidad necesitan asegurar que los colaboradores cuentan con herramientas, habilidades y motivación para el desarrollo de soluciones creativas.
Esto genera también la necesidad de fortalecer el liderazgo para que sea capaz de generar estos espacios de forma efectiva. No es suficiente con que las personas estén sentadas unas junto a otras, tiene que habilitarse un ambiente de colaboración, confianza y propósito común para que broten iniciativas disruptivas que “paguen” el costo del retorno.
3. Presentes somos más productivos
La forma acelerada en que se dio el trabajo hibrido en el 2020, hizo que no se alcanzaran a desarrollar los esquemas para asegurar que se lograra el máximo potencial de esta modalidad. Por eso hoy muchos lideres argumentan que falta control sobre el desempeño de las personas a su cargo, pensando que la presencialidad resuelva esta problemática.
En esta línea, la tarea de las organizaciones será aún más retadora, pues regresar a las personas a la oficina no garantiza un mejor resultado, por lo que se tendrá que preparar a los líderes con nuevas formas de supervisión, capaces de generar accountability en sus equipos, de otro modo puede surgir el efecto micromanagement como resultado de tener a las personas cerca y querer controlar sus actividades. Esto último demuestra que hemos evolucionado poco frente a la medición por resultados, más allá del tiempo “silla”.
En el estudio de Mercer antes referido, la firma destaca que “la abrumadora mayoría de los encuestados desea cierto grado de contacto social, y el 46% prefiere trabajar de forma presencial la mayor parte o todo el tiempo, incluso si su trabajo pudiera hacerse a distancia, en tanto el 27% afirma que su ideal sería una modalidad híbrida 50/50. Sólo el 10% desea estar completamente a distancia, y esto es consistente en todas las áreas geográficas, generaciones y géneros”.
De esta manera, y aunque el home office probablemente continuará siendo una modalidad de trabajo popular, se prevé que la presencialidad avanzará nuevamente para retomar los espacios físicos de trabajo. Por lo que las organizaciones deberán prepararse para asegurar que se cuenta con culturas abiertas a los equipos híbridos, con infraestructuras tecnológicas robustas y confiables, con plataformas de colaboración adecuadas, con mejores estrategias de balance vida y trabajo, con políticas laborales claras para mantener la equidad en los equipos y, finalmente y más importante, con el modelo de liderazgo adecuado para garantizar el equilibrio entre productividad y bienestar.