El segundo semestre del año ya está en marcha, y con él una tendencia marcada en la complejidad que viven las empresas y el entorno social, además de un panorama que ha redefinido la forma de hacer negocios.
En este contexto hay cinco tendencias que no se deben perder de vista:
- La revolución de la IA, que pasó de ser una herramienta a un potenciador de los procesos en las empresas.
- La consolidación de ESG como un elemento estratégico, alcanzando 33.9 billones de dólares de inversión proyectada para 2026, de acuerdo con el estudio de PwC.
- La normalización definitiva del trabajo híbrido con seis de cada 10 colaboradores prefiriendo esta modalidad y cuatro de cada 10 trabajos ofreciendo flexibilidad remota según Gallup en su reporte de Hybrid Work.
- La aceleración de la hiperautomatización, con el 95% de empresas enfrentando el desafío de transformar datos no estructurados en información accionable de acuerdo con Forbes.
- El crecimiento de riesgos geopolíticos y cibernéticos que demandan cadenas de suministro más resilientes y estrategias de seguridad robustas.
Estas tendencias requieren un nuevo tipo de liderazgo que combine visión estratégica, agilidad tecnológica, conciencia sostenible y capacidad de conectar equipos distribuidos globalmente, posicionando a los líderes como arquitectos de un futuro empresarial más inteligente, sostenible y humano.
Lo anterior implica que también para los equipos de trabajo, las cosas están cambiando, por lo que se empiezan a perfilar claramente las competencias que se requieren para enfrentar el futuro y preparar a las empresas para lograr resultados en un ambiente cada vez más complejo.
Ante este contexto, hay cuatro habilidades básicas para enfrentar el futuro: