Para que la reforma que busca reducir la jornada laboral de 48 a 40 horas a la semana tenga la flexibilidad necesaria, debe realizarse únicamente a la Ley Federal del Trabajo (LFT) y no a la Constitución.
Así lo considera Ricardo Martínez Rojas, socio fundador de D&M Abogados. Tomando en cuenta que toda ley es perfectible, el especialista señala que, de esta manera, si en algún momento se requiere modificarla, se podrá hacer de forma más sencilla.
Durante el primer foro para discutir la jornada de 40 horas, celebrado en la Ciudad de México, el abogado especialista en derecho laboral y seguridad social compartió esta idea.
En una entrevista con El Economista, agregó que la Constitución ya establece un límite máximo de ocho horas en la jornada diaria, pero no prevé una jornada semanal.
“Nuestra Constitución y nuestra ley son de mínimos. Entonces, eso es lo mínimo que establece nuestra Constitución. Esto quiere decir que podemos hacer una reforma solo a la Ley Federal del Trabajo, estableciendo que ahora la jornada máxima semanal será de 40 horas, y no necesitamos reformar el Artículo 123 Constitucional”, afirmó.
Martínez Rojas consideró que reformar la Constitución crearía inflexibilidad, pues después de los tiempos establecidos para presentar la iniciativa y llegar a 2030 con una jornada de 40 horas, tras los aprendizajes de la gradualidad, podrían necesitarse modificaciones.
“Y si todo lo dejamos plasmado en el 123 constitucional, se requerirá una mayoría del Congreso y que pase por los Congresos locales. En cambio, si consta en la Ley Federal del Trabajo, el Congreso podría modificarla. Con eso es suficiente y nos hacemos menos inflexibles jurídicamente”, aseguró.
Gradualidad, flexibilidad y sectorización
Poco a poco, se van configurando las principales características que debe tener la iniciativa para la reducción de la jornada laboral. En el primer ejercicio de diálogo se coincidió en que la gradualidad en la reducción de horas de trabajo, la aplicación flexible de la norma y considerar reglas por sector, según actividades y operación, son parte fundamental.
El sector empresarial solicitó considerar esquemas no solo semanales, sino diarios, quincenales o mensuales, además de bancos de horas y tiempo extraordinario.
En ese sentido, Ricardo Martínez Rojas opinó que se debería establecer solo un día de descanso semanal obligatorio.
“Creemos que con las 40 horas se puede acomodar la jornada de manera productiva. Y con eso nuestros trabajadores alcanzarán el descanso que se requiere, pero no hacemos improductivas a las empresas”, indicó.
Agregó que si se tiene un solo día de descanso es mucho más flexible que seis días. “Puedes modificar, puedes acomodar la jornada. Y ya no es tan gravoso para el patrón. Imagínate que obligas a todos los patrones del país a parar dos días. Paras a la planta productiva. En cambio, les das las 40 horas, pero solo descansan uno. Entonces, acomodas mejor las horas. Es más productivo”.
¿Y las horas extras triples? Hay que regularlas
Una de las soluciones que las empresas analizan para reducir la jornada laboral a 40 horas es contratar más personal o aumentar las horas extras. Por ello, el abogado considera que éstas no deben gravarse con el Impuesto Sobre la Renta (ISR), lo que permitiría, incluso, que los trabajadores tengan un mejor ingreso.
“Realmente, lo que tenemos que buscar es que el tiempo extraordinario sea menos gravoso. ¿Qué quiero decir? Hoy por hoy, al trabajador le cobran impuestos sobre la renta por las horas triples pagadas. Se debería de quitar eso para que el trabajador verdaderamente reciba un mayor dinero”, explicó.
Confió en que los foros sirvan para que México alcance una mayor productividad y “podamos ser más competitivos, porque el mundo así lo solicita”.