Desde que en la reforma laboral se estableció la obligación de los sindicatos de legitimar sus Contratos Colectivos de Trabajo (CCT) a través del voto personal, libre, secreto y directo de sus afiliados, inició también uno de los grandes desafíos de la democracia colectiva, especialmente considerando que en México más del 85% de las empresas contaban con contratos de protección. Prueba de esto es el bajo nivel de ratificación de estos acuerdos, que a la fecha y, según cifras del Centro Federal, alcanzan un poco más de los 14,000 CCT, lo cual apenas llega un poco más del 10% de los que se reportaron como registrados.
Sin embargo, lo más interesante de esta nueva realidad, está en cómo se están comportando las votaciones de los trabajadores y qué pasa por la mente de una persona cuando está ejerciendo su derecho colectivo a la legitimación de su CCT, la ratificación de una revisión o la elección de un comité sindical; pues estos serán elementos decisivos en el futuro del movimiento sindical en nuestro país y la sostenibilidad de las empresas. Lo que sí está muy claro es que vamos a necesitar un gran nivel de conciencia en los trabajadores sindicalizados al momento de participar en estos procesos.
Para analizar esta conciencia, es reveladora, la cifra de legitimaciones fallidas reportadas por el Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral, que a marzo de 2023 muestra que 244 contratos colectivos se terminaron como resultado de un proceso de votación negativa de los trabajadores. De acuerdo con el reporte de Ingeniería Laboral generado por De la Vega & Martínez Rojas, los sectores con mayor cantidad de contratos terminados por legitimaciones no logradas son el Automotriz y autopartes con 13% de CCTs no legitimados del total de los 244, seguido por el Retail con 12%, el sector de Consumo masivo de alimentos y bebidas con 8%, el de Metales y materias primas con 8% y finalmente el sector Turismo con 7%. Así mismo, aparece el sector maquilador con un 5% de este total de contratos terminados.
Lo anterior plantea tres tendencias, por una parte en el sector automotriz y maquilador, las terminaciones de CCT en eventos de legitimación fallida han obedecido a la presión de sindicatos independientes a través de campañas en redes sociales o directamente al interior de las empresas, donde a través de la invitación al voto negativo, logran entrar a las organizaciones a través de la constancia de representatividad y con esto generar una nueva revisión del contrato, generando incrementos salariales adelantados o muy altos, en el marco de una negociación colectiva conflictiva y con la huelga como palanca de presión.
La segunda tendencia, en empresas de retail y algunas de consumo masivo, revela que este alto número de CCT terminados, que llega a casi un 2% del sector, corresponde a la poca tradición sindical, siendo un sector dominado por los sindicatos blancos, lo que indicaría que aquellas empresas donde la vida sindical estaba menos activa, presentaron un mayor desafío para que los sindicatos lograrán convencer a los trabajadores de afiliarse e incluso pagar cuota sindical. A la luz de los siguientes procesos de votación en revisiones de CCT, por ejemplo, seguramente traerá grandes incertidumbres sobre el apoyo real de los trabajadores a sus representantes sindicales.
La tercera tendencia tiene que ver con el sector de metales y materias primas por un lado, y por el otro el sector hotelero, los cuales han traído una cierta tradición de participación sindical; sin embargo, hoy repuntan entre los sectores con más legitimaciones fallidas, en ellos observamos un claro cansancio de los trabajadores con sus sindicatos y la necesidad de renovar su representación colectiva. Esto último también aparece como una tendencia general, donde las centrales obreras tradicionales son las grandes perdedoras, agrupando la mayoría de legitimaciones fallidas de estas 244.
Será necesario mantener un monitoreo continuo y con datos confiables, que permita leer con anticipación las tendencias sindicales por sector, estado de la república y central obrera, de forma tal que la estrategia laboral cuente con un sustento sólido para enfrentar los desafíos de la nueva libertad de asociación en México.